OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN EL NORTE

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Alcalde muy cerril era ese alcalde. Un día, conmovido porque el señor Gobernador le había dado a su pueblo una llave de agua, le dijo que le mandaría hacer una "estuata", quizá no de bronce o mármol, por las malas condiciones económicas del municipio, "pero aunque sea de zoquete". Otra vez, en el examen público de la escuela, cuando la maestra lo invitó a hacer alguna pregunta a los chamacos, el señor Presidente Municipal tosió, se metió el dedo en el cuello de la camisa para aliviar en algo el sofoco que sentía, engoló la voz y luego, con severo continente de dómine o magister, pidió a uno de los niños que le dijera dónde estaba el río Mingitorio. El bárbaro quiso decir el Orinoco.