El Cronista acaba de llegar de Chihuahua. Los tarahumaras, o tarahumares, veneran una planta cuyo nombre nada más ellos deben y pueden pronunciar. Se llama "jícuri". Virtudes taumaturgas tiene el jícuri. Macerada y comida, la planta produce un éxtasis que dura varios días, en los cuales el venturoso que la comió tiene visiones inefables y experimenta goces del cuerpo nunca conocidos. Puesto bajo el cinturón, el jícuri protege a quien lo lleva del ataque de bestias u hombres malos. Si se le lleva a las cacerías es prenda segura de buen éxito: el venado se acercará manso al percibir su olor, y sin moverse dejará que el cazador lo mate.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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