Bien pueden ufanarse los coahuilenses de vivir en el más antiguo territorio de la Patria. Hace millones y millones de años esto que ahora es América estaba cubierto por las aguas de un océano que los geólogos bautizaron con el mitológico nombre de "Mar de Thetis". De esas aguas emergía sólo un disforme continente que terminaba hacia el sur en una península llamada por los científicos Península de Coahuila. Gustamos quienes vivimos en esas antepasadas tierras de salir a las afueras de Saltillo y buscar en las arenas del desierto tan vecino los remotísimos restos de la antediluviana geología, y los hallamos, y los recogemos con regocijo y con respeto: minúsculos caracolillos, conchas de inverosímiles volutas hechas piedra, cóncavas ostras, helechos milagrosamente grabados en la piedra, rastros, en fin, de vida submarina, restos de aquella vida prodigiosa que nuestra tierra alguna vez vivió.