Precioso don mexicano es el tequila, rico fruto de dioses y de diosas. De esa planta mirífica, el agave, sale una bebida igualmente milagrosa que vivifica el cuerpo y pone tibiezas en el alma. Noble y magnánimo, el tequila no causa a quien lo bebe esos quebrantos y duras penitencias que otros caldos motivan y provocan. Democrático bien por excelencia, el tequila es para todos los gustos y para todos los gastos. El rico y el que no es rico lo alcanzan por igual; y las damas lo gozan con la misma fruición que los varones. En el tequila nos igualamos todos; en su disfrute todos somos uno.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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