Ante la Comisión de Derechos Humanos reclamo mi derecho a ser cursi.Hay muchos cursis que caen en la cursilería de no usar ese derecho. Yo lo ejercito cada día, y eso hace que me sienta bien. Basta un crepúsculo, una canción, una rosa o una mujer para hacer que se me desate la cursilería, que por otra parte no llevo bien atada, pues eso sería como atarme yo mismo.Pondré un ejemplo. Ayer brotaron las primeras violetas del jardín. La flor la traje hace unos años de General Cepeda, villa coahuilense donde mi madre vivió su niñez y juventud. En el invierno, cuando las otras flores están adormecidas, estas violetas abren sus pétalos color ojos de Dios y perfuman el patio de la casa.Llámenme cursi. Llámenme como les dé la gana. Ni siquiera los oiré, arrobado como estoy en la presencia de esta pequeña flor que llena el mundo y lo pinta de color violeta.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
LEE SU TEXTO AQUÍ DIARIAMENTE