OPINIÓN

MISCELÁNEA DE HISTORIAS / Catón EN EL NORTE

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes

MIRADOR

¿Recuerdas, Terry, amado perro mío, cuando aquel pequeño gorrión cayó del nido en el solar de la casa del Potrero? El gato gris fue hacia él, pero llegaste tú primero y te pusiste entre la fiera y el pajarillo. Ahí te mantuviste, vigilante, hasta que el gato, aburrido, se alejó. Poco después llegó la madre del gorrión, y sin temer nada de ti volvió a poner en el nido a su polluelo.

Pienso que ahora, Terry, en algún lugar que yo no conozco todavía, pero que tú conoces ya, muchos gorriones cantan para ti. Los gatos -algunos han de llegar también a ese lugar- no te han de ver con buenos ojos, claro. Pero tú sabe cómo son los gatos, y de seguro no les haces mucho caso.

Te veo ahora, Terry, con tus largas orejas de hermoso cocker spaniel, parecidas a alas de ángel. Y veo en torno de tu cabeza una aureola de gorriones que te siguen a todas partes y cantan para ti. Cuando llegue el momento, Terry mío, sal a encontrarme, y deja que yo también escuche esa canción.

¡Hasta mañana!...