OPINIÓN

MISCELÁNEA DE HISTORIAS / Catón EN EL NORTE

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MIRADOR

El Señor hizo el Everest.

En seguida hizo el Amazonas.

Luego creó el mar, con sus tormentas de rayos y el terrible fragor de sus oleajes.

Después hizo el crepúsculo.

Y luego inventó las aureolas boreales.

Le preguntó el Espíritu:

-¿Por qué has hecho todas esas cosas, tan espectaculares?

Explicó el Creador:

-No quiero que me vayan a superar Wagner y Cecil B. de Mille.

¡Hasta mañana!...

 

PRESENTE LO TENGO YO

Cosas jocosas.

"Se admiraba un portugués / de ver que en su tierna infancia / todos los niños de Francia / supiesen hablar francés. / '-Arte diabólica es / -decía torciendo el mostacho- / que para hablar el gabacho / un hidalgo en Portugal, / llega a viejo y lo habla mal, / y aquí lo parla un muchacho'".

Esta sonriente décima fue una de las primeras cosas que de memoria me aprendí. Venía en "El tesoro de la juventud", preciosa colección de libros que contenían información muy útil, como la distancia entre las estrellas Rigel y Altaír. La vida me enseñaría luego que el tesoro de la juventud es otro, pero antes saqué mucho provecho de aquella obra enciclopédica. Dios haya premiado con el lauro de la eterna gloria a mister W.M. Jackson, su editor.

La historieta del asombrado portugués me dio la intuición de que se puede escribir en broma. Después conocí otro género de humor en la literatura: el epigrama. Seguramente el más famoso que en México se ha escrito es el muy cruel que fulminó Salvador Novo sobre la persona de Luis Spota. Ese epigrama, comparable a letal mordedura de serpiente venenosa, lo escribió su autor como respuesta a un comentario hecho por el periodista. Recién había publicado Novo su libro "Las aves en la poesía castellana", y Spota dijo que nadie mejor para escribir sobre ese tema, pues de todos era conocida la afición de Novo a los pájaros. Aludía a la preferencia sexual del escritor.

La respuesta de Novo fue un epigrama asesino con el que Spota tendría que cargar el resto de sus días:

Este grafococo tierno

lleva, por signo fatal,

como apellido paterno

la profesión maternal.

En otros tiempos yo me atreví a escribir algunos epigramas, uno de ellos dedicado a cierto señor gobernador que empinaba el codo más de lo conveniente. La gente se quejaba de que por tal motivo los asuntos oficiales no eran atendidos en forma expedita. (Debo advertir que ese gobernador no era de Coahuila. Aquí nunca hemos tenido un gobernante briagadales, bendito sea Dios). Rezaba ese epigrama:

La gente dice en un grito

que el señor Gobernador

gobernaría mejor

si se volviera ex-pedito.

Recordemos el epigrama que el ingeniosísimo Pancho Liguori le hizo a don Mario de la Cueva, destacado jurista que por su roma nariz era conocido como "el Chato de la Cueva". Declaró en verso Liguori:

Ser chato de la nariz

es cosa que nada prueba.

Lo que sí es grave desliz

es ser Chato de la Cueva.

En mi opinión el mejor epigrama que se ha escrito en México es obra también del mismo Pancho, Liguori. El veracruzano Jesús Reyes Heroles era presidente nacional del PRI. Postuló una política que llamó "auscultar de la periferia al centro": debían recogerse las opiniones de los Estados en vez de imponerles una consigna desde la Capital. El brillante epigramista expuso así su propia versión de esa política:

En el jarocho parlar

una metáfora encuentro:

las piernas acariciar;

luego apuntar y... ¡pa' dentro!

Eso se llama auscultar

de la periferia al centro

 

EL ÚLTIMO DE CATÓN

Llegó a su casa don Astasio y como de costumbre halló a Facilisa, su mujer, en ruin ayuntamiento de libídine con un mocetón de ingentes atributos corporales. Según el viejo hábito que la frecuencia de esos trances había creado en él, sacó don Astasio del bolsillo de su chaleco la libretita donde tenía escrito un lexicón de fuertes adjetivos ad hoc para tales ocasiones. Mojó don Astasio con la lengua el dedo cordial a fin de hojear esa libreta; localizó la página indicada y luego leyó en voz alta los siguientes pésetes referidos a su señora esposa: "-¡Zurrona! ¡Grofa! ¡Pispoleta! ¡Mujer de dudosa ortografía! ¡Lumia! ¡Birlocha! ¡Piusa! ¡Carcavera!". Todas esas palabras son eufemismos útiles para no emplear la voz de cuatro letras -primera de ellas una rotunda P- que con mayor efecto y claridad es aplicable en estos casos. Al oírse llamar con tan gravosos adjetivos doña Facilisa le dice a su marido en el tono de quien explica una cosa con paciencia: "-Ay, Astasio. ¿No te das cuenta de que gracias a la ayuda de este joven no tendrás que gastar tu dinerito en Viagra?".

 

MANGANITAS

Por AFA

"... Todo ahora es futbol...".

 

Eso que arriba relatas

dice verdad a su modo.

En efecto, ahora todo

se está haciendo con las patas.