OPINIÓN

MISCELÁNEA DE HISTORIAS / Catón EN EL NORTE

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MIRADOR

 

Yo los miro al pasar todos los días.

Son él y ella. Cuando el sol ya va a meterse caminan con pasos lentos de su casa al parque, y ocupan la misma banca siempre. Ahí, en silencio, miran cómo la tarde se va volviendo noche. Con las primeras sombras regresan otra vez.

¿Cuántos años tienen de casados? Los dos dirían que toda la vida, desde que nacieron. No pueden concebir que alguna vez estuvo el uno sin el otro. Ahora son uno solo. Si uno se va, el otro no tardará en seguirlo para volver a ser uno los dos.

Éste es el verdadero amor, el que no necesita de palabras. Cada uno de los movimientos de estos esposos que se aman sin decirlo es una declaración de amor: la ternura con que él la sostiene al caminar; el cuidado con que le arregla ella el mechón de cabello que se le despeinó

Cuando un hombre y una mujer llegan como ellos al final del camino, otro camino seguramente los espera. Una vida no basta para un amor así.

¡Hasta mañana!...

 

PRESENTE LO TENGO YO

 

De cruz a cruz. Y de poeta a poeta (II).

 

Amado Nervo, el gran poeta mexicano, agoniza en Montevideo. Asistía a un congreso académico en la capital uruguaya cuando se sintió muy mal de pronto. Los médicos dictaminaron un mal de uremia irremediable. Le quedaban al bardo unas cuantas horas de vida.

Llegó a verlo don Juan Zorrilla de San Martín, el poeta nacional del Uruguay. Su extenso poema dramático "Tabaré" contaba ya entre las más alabadas producciones de la lírica iberoamericana. Don Juan era fervoroso católico, y amigo personal de Nervo.

-Me siento triste hasta la muerte -le dijo el mexicano, quizá en recuerdo de las palabras de Jesús.

Zorrilla respondió con hermosísimas palabras. Seguramente se las inspiró el espíritu.

-Amigo mío: tome usted el ejemplo de San Dimas, el buen ladrón. Le habló a Cristo de cruz a cruz. Así, Él no pudo dejarlo de oír. Usted está ahora crucificado en el dolor, en las angustias de la muerte. Desde su cruz llame al crucificado. Aunque invisible, se encuentra junto a usted. Háblele de cruz a cruz, y verá como Él le contesta.

-¡Qué palabras tan bellas me dice usted, doctor Zorrilla! -habló con débil voz Amado Nervo.

Al recordar la escena escribe el escritor uruguayo: "... El fondo de cristianismo existente siempre en el alma de Nervo se removió entonces...". Le preguntó Zorrilla si no deseaba confesarse y recibir la extremaunción. Vaciló el poeta de Nayarita:

-¡Hace tanto tiempo!

Hizo una pausa y luego dijo:

-Llámeme a un sacerdote, por favor.

Salió de prisa don Juan y buscó en la parroquia más cercana. Encontró a un Padre jesuita, Carlos Benítez, de nacionalidad argentina, y le rogó que acudiera a llevar los últimos auxilios a un agonizante. Pronto llegó el sacerdote. Ante la puerta de la habitación donde se hallaba Nervo se había congregado un grupo de escritores, todos ellos librepensadores. Miraron con hosquedad al sacerdote, y se elevaron murmullos de protesta por la presencia ahí de un cura. Uno de los intelectuales alzó la voz y le pidió al sacerdote que se retirara.

-Señores -empezó a decir el padre Benítez-, yo no pretendo perturbar...

En eso se escuchó, fuerte y clara, la voz de Amado Nervo:

-Que entre. Que entre el Padre.

Traspuso la puerta el sacerdote y la cerró tras sí. Solos quedaron el confesor y el bardo. Hablaron largo rato, y luego el Padre se marchó en silencio. Cuando el poeta tuvo junto a sí a su amigo Zorrilla le dijo tomándole la mano:

-¡Qué paz siento en el alma! ¡Qué tranquilidad!

Al día siguiente murió Nervo. Sus restos fueron llevados a la Ciudad de México, y recibieron sepultura en la Rotonda de los Hombres Ilustres el 14 de noviembre de 1919.

Hay en el poema "Suave Patria", de Ramón López Velarde, escrito en 1921, unos versos oscuros. Dice el jerezano dirigiéndose a la patria:

"... Tus entrañas no niegan un asilo

para el ave que el párvulo sepulta

en una caja de carretes de hilo;

y nuestra juventud, llorando, oculta

dentro de ti el cadáver hecho poma

de aves que hablan nuestro mismo idioma...".

Yo digo que ese "cadáver hecho poma" es el de Amado Nervo, cuyo cuerpo llegó embalsamado de Uruguay para ser sepultado en México.

 

EL ÚLTIMO DE CATÓN

 

La ávida e insaciable recién casada pregunta a su maridito después de otro apasionado match de amor: "-Dime, queridito, ¿qué quieres para nuestro primer mes de casados?". "-Llegar" -responde él con débil y temblorosa voz.

 

 

MANGANITAS

Por AFA

 

"... Hizo tanto calor en Monterrey que fue posible freír un huevo sobre el piso de la acera...".

 

Viendo tales calorones

y ante nota tan escueta

yo sugiero a los varones

no sentarse en la banqueta.