OPINIÓN

Molotov morenista

Denise Dresser EN EL NORTE

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
La democracia consiste en partidos que pierden elecciones. Así de simple, así de sencillo y como lo ha argumentado sin cesar Adam Przeworski. En cada contienda debe haber una fuerza que celebra su victoria y otra que acepta su derrota; un ganador y un perdedor. Para ello deben cumplirse diversas condiciones, incluyendo un terreno nivelado de juego y un árbitro imparcial. Con esa meta en mente, la izquierda, la sociedad civil, activistas y políticos como Porfirio Muñoz Ledo pelearon durante más de una década para remodelar el IFE, ahora INE. Aquel objetivo de los noventa es el mismo que hoy: garantizar condiciones equitativas para la contienda, impedir que los partidos se salten las trancas, permitir la alternancias e impedir que el partido en el poder utilice al aparato del Estado en su favor. Durante algunos años el árbitro cumplió con su papel y luego -con el paso del tiempo y el sabotaje del PRIAN- fue perdiendo credibilidad. Ahora se abre la oportunidad de relegitimarlo, pero parecería que John Ackerman y muchos en Morena y el PT no quieren mejorar al INE, sino acabar con él.