Llamé "infortunado" a don José María Lafragua. Alguien me preguntará por qué. Lo digo ahora. Se iba a casar don José María. El día de su boda la novia, una hermosísima muchacha, entró en el templo, radiante como todas las novias. Al llegar al altar tendió los brazos a su feliz desposado. Pero de pronto, ante el dolor y la consternación de todos los presentes, cayó al suelo sin conocimiento. La auxiliaron parientes y amigos, pero todo fue inútil: estaba muerta, víctima de fulminante ataque al corazón. Díganme si no tengo razón al llamar a don José María "pobre", y más porque era poeta. No le quedó otro consuelo que escribir el epitafio en la tumba de su amada: "Llegaba ya al altar, feliz esposa. / Ahí la hirió la muerte, aquí reposa".
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.