OPINIÓN

Necio ataque

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Catón EN EL NORTE

3 MIN 30 SEG

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"Soy una mujer decente, casta, honesta y pudorosa". Eso le dijo ella a él en el momento del amor. Y añadió, terminante: "Quiero que lo hagamos con la luz apagada". "Está bien" -accedió él-. Entonces déjame cerrar la puerta del coche"... El árbitro de futbol contrajo matrimonio. En la noche de bodas se lanzó de inmediato a consumar las nupcias, excitado no sólo por el natural deseo sino también por varias copas que se había tomado. Al punto su flamante esposa paró el juego. "Detente, Silbario -le dijo al impulsivo árbitro-. Estás fuera de lugar". (No le entendí, pues no sé nada de futbol)... Lord Feebledick no pudo asistir a la cacería de la zorra. Un fuerte catarro -en inglés flu, abreviatura de influenza- lo postró en cama. La que sí concurrió al elegante y piadoso entretenimiento fue su esposa, lady Loosebloomers. Terminada la festiva ocasión milady regresó a la finca rural, y al entrar en la alcoba vio a su marido en ilícito trance de libídine con Miss Tified, la joven y redondeada institutriz de los hijos del matrimonio. Con acento de reproche le dijo la flemática señora a su liviano cónyuge: "Eres un imprudente, Feebledick. Vas a contagiarle el catarro a esa muchacha; ella se lo contagiará al maestro de música; el maestro de música a la mucama; la mucama al chofer, y el chofer me lo contagiará a mí"... Doña Gules, dama de la alta sociedad, le presumió en una fiesta a Babalucas: "Mi marido es campeón de polo". Preguntó el badulaque: "¿Norte o Sur?". (Un chiste más como ése y mis cuatro lectores quedarán cuando mucho en dos)... A la antigua escuela primaria de mi rancho le impusieron el nombre de Cuauhtémoc, quizá con el avieso propósito de dificultarles a los niños -y a algunos maestros- escribir el nombre del plantel. Conservo con cariño el mapa de México que estaba al frente de la única aula, construida para sus hijos por los padres de familia del lugar. Sobre el mapa había un letrero que decía: "Esta es mi Patria". Y con grandes caracteres: "Golfo de México". En muchas y variadas formas ha mostrado el demencial Presidente yanqui, Trump, el odio que siente por nuestro país y por sus habitantes. Ningún motivo tiene para profesar ese insano sentimiento. Cuando estuve en la Universidad de Indiana expresé en el curso de un debate mi opinión contraria a la Guerra de Vietnam, entonces -1967- en su punto álgido. Mi opositor, partidario de la intervención americana en el conflicto, manifestó, burlón: "Con razón mi mamá me decía: 'Nunca confíes en un mexicano'". ("Never trust a mexican"). Respondí: "Quizás algo le sucedió a tu mamá con un mexicano". La risa general no impidió que se oyera lo que nuestro maestro dijo por lo bajo: "Touché!". La única explicación que encuentro a la postura de Trump en relación con México es el eterno abuso del fuerte contra el débil. Xenófobo, discriminador, racista, el dineroso redneck nos ha agarrado de su puerquito, como se dice en lenguaje popular para aludir a quien sufre sistemáticamente las violencias de un atormentador. La última muestra de la inquina que el prepotente magnate tiene hacia nosotros es su desatentada determinación de cambiarle el nombre al Golfo de México para llamarlo Gulf of America. En este caso, ya se sabe, América no es el continente americano: es el nombre que en forma por demás inapropiada los estadounidenses dan a su país. Por mi modesta parte yo escribí unos versos, que quieren ser irónicos, para comentar el necio ataque de Trump a México y a la cartografía universal: "Como cuestión periférica / ordenará el desgraciado / que New Mexico, el estado, /se llame ahora "New America"... FIN.