Nervo según Reyes
HOJEANDO / Daniel de la Fuente EN EL NORTE
En el octavo tomo de las Obras Completas de Alfonso Reyes, cuyo 130 aniversario de natalicio se cumplió ayer, el Regiomontano Universal incluye Tránsito de Amado Nervo, dedicado al poeta nacido en 1870 en Tepic y considerado durante la primera mitad del siglo 20 como el autor mexicano verdaderamente continental.
El apartado está integrado por cuatro textos publicados entre 1914 y 1929: La serenidad de Amado Nervo, El camino de Amado Nervo, Carta a Juana de Ibarbourou y El viaje de amor de Amado Nervo, en los que, abundantes en datos, reflexiones, citas y referencias, Reyes sostiene como idea principal la que advierte en el prefacio: "El que quiera dar a Nervo su sitio en la poesía americana, tendrá que estudiar muy de cerca el Nervo de la 'primera manera", aunque aclara que en sus textos se alude más "al Nervo de la segunda manera que, por buenas razones, solicita más la exégesis humana que no la puramente literaria".
En el primer ensayo, el autor de Visión de Anáhuac repasa la estética "sincera" de Nervo, su maestría lingüística y sus facetas sobre el papel como prosador, literato, humorista, estoico y amante, característica que determinaría la escritura del poeta. En el segundo, recién muerto el autor de La dama inmovil, hecho registrado el 24 de mayo de 1919 en Montevideo, Reyes escribe que no puede resignarse a pensar que "aquella fábrica delicada se ha deshecho".
En la carta a De Ibarbourou, escrita una década después de la muerte del poeta, en 1929, Reyes habla de la mayor empresa editorial que emprendió, además de sus propias Obras Completas: las de Nervo, que empezó en 1920 y que llegaron a 28 tomos, no sin dudas respecto a que habría por ahí publicaciones que no pudieron encontrarse.
Acerca del recuerdo de su amigo, Reyes le revela a la poeta uruguaya: "(...) arde a veces en mi conciencia con toda la fuerza de una verdadera aparición. Estoy por creer que me anda rondando, como aquellos fantasmas de su abuelita que venían a denunciar el sitio de los tesoros enterrados".
En El viaje de amor de Amado Nervo, el regiomontano hace un profundo recorrido por la vereda sentimental del autor de Los jardines interiores y su poesía. "Su sed de amor no tiene fin", advierte y cita las últimas líneas del poeta, escritas cuatro días antes de morir: "Ya pronto estaremos juntos. Hasta luego".
"¿A quién le escribe?", se pregunta Reyes. "¿A una mujer o a la inmensa sombra que lo espera?".
Pese a sus esfuerzos, Reyes no pudo evitar la caída de Nervo: de ser el poeta mexicano más popular entre fines del siglo 19 y principios del 20, las nuevas generaciones enviaron al nayarita al rincón de la cursilería y lo obsoleto. Reyes y sus seguidores, José Emilio Pacheco entre ellos, insistieron en que a Nervo había que leerlo con atención y paciencia para extraer de sus 28 volúmenes los grandes poemas, los mejores cuentos y novelas, su periodismo. De hecho, hay antologías disponibles, como se ha comentado en dos entregas anteriores de esta columna en meses pasados.
Reyes nos exhortaba a esto, acaso también para sí mismo. Que los aniversarios: 130 del natalicio del regiomontano y 100 de la muerte del nayarita, nos acerquen a sus obras y puedan mantenerse vigentes para futuras generaciones.
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