Paz y ferrocarril... Los dos llegaron casi al mismo tiempo a México. En el período del presidente Lerdo se inauguró el ferrocarril que unía a la capital de la República con Veracruz, Ese acontecimiento maravilloso hizo concebir esperanzas que iban considerablemente más allá de Veracruz. El liberalismo europeo y el positivismo comtiano y fincaban la felicidad en el progreso, y el progreso en el ferrocarril. Ergo, ahora que teníamos ferrocarril seríamos felices. En los términos de esa argumentación, dicho sea de pasada, podría suponerse que si los mexicanos de 1993 no somos felices es porque ahora no tenemos ferrocarril.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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