Para aquellos que no la recuerdan con precisión, repasemos la fábula de un niño pastor llamado Pedro que -para mitigar al aburrimiento- se le ocurrió jugarle una broma a sus vecinos. Entonces, subió a una loma y exclamó: "¡Auxilio, ahí viene el lobo!", y observó cómo los habitantes del pueblo corrieron para ayudarle.