OPINIÓN

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Denise Dresser EN EL NORTE

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En 1991, como parte de mi tesis doctoral, publiqué una monografía titulada "Soluciones neopopulistas a problemas neoliberales: el Programa Nacional de Solidaridad en México". Luego de múltiples entrevistas, trabajo de campo, y años de investigación, comprobé que la política social de Carlos Salinas tenía un claro componente clientelar. El objetivo del salinismo era mantener dos caras, aparentemente incompatibles: una que emulara el neoliberalismo en boga, y otra que enarbolara la bandera del apoyo a los pobres. Se trataba de privatizar y compensar, recortar y paliar, recrear al PRI y crear las condiciones para que siempre ganara. Salinas iba de pueblo en pueblo, repartiendo beneficios, inaugurando obras, anunciando programas. En 1988, el partido oficial recurrió a un burdo fraude para quedarse en el poder. Cuatro años después lo había recuperado, y Salinas terminó la Presidencia con 73.1 por ciento de aprobación: querido, admirado, reverenciado.