No necesitamos ser expertos para darnos cuenta que la calidad del aire que respiramos en Monterrey y su área metropolitana es pésima. A muchos nos afecta mediante alergias o constantes gripas, vemos que las superficies se llenan de "polvo" de manera cada vez más frecuente o, simplemente, observamos cómo la ciudad se torna gris y provoca que con mayor dificultad veamos los cerros que nos rodean.