Por causa de Carlota no abdicó Maximiliano. A pesar de su idealismo, por encima de las vanas ilusiones que se hacía, el joven emperador pensó renunciar al trono de México y volver a Europa. No lo hizo porque su esposa insistió en que permaneciera al frente del imperio. La locura que ensombreció el resto de la vida de Carlota es un poco semejante a la locura de lady Macbeth, que se veía las manos manchadas de sangre. En el caso de la princesa belga esa sangre era la de su propio esposo.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.