Qué miedo. Concluyó el Guadalupe-Reyes y el único remordimiento que siento es que no siento ningún remordimiento. De todas maneras decidí empezar el año con un paquete de afinación de mentalidad, cambio de actitud y revisión de desenfrenos en el Taller Vegánico de la Nave Tampiquito, que me incluyó cena détox y tres selfies con yerbas y verduras de fondo para que mis comadres/ followers piensen que ya me regeneré.