Madero nunca mató a nadie. Antes bien salvó de morir a quienes fueron sus enemigos. El mismo sacó al general Navarro de la celda en que ya se le tenía en capilla para fusilarlo, y en su propio automóvil lo condujo a la frontera con Estados Unidos para que pudiera escapar. Luego, en vez de fusilar a los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, que se habían levantado contra el gobierno electo por el pueblo, les perdonó también la vida, y les cambió la segura sentencia de muerte por la de prisión. No sabía matar Madero. Sus enemigos sí.
Armando Fuentes Aguirre, "Catón". Nació y vive en Saltillo, Coahuila. Licenciado en Derecho; licenciado en Letras Españolas. Maestro universitario; humorista y humanista. Sus artículos periodísticos se leen en más de un centenar de publicaciones en el País y en el extranjero. Dicta conferencias sobre temas de política, historia y filosofía. Desde 1978 es cronista de la Ciudad de Saltillo. Su mayor orgullo es ser padre de cuatro hijos y abuelo de 13 nietos.
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