No se necesita un paracaídas -si lo piensas bien, para hacer skydiving, pues podría uno simplemente ataviarse y luego a la señal, lanzarse al vacío pecho-paloma, y cortar el flujo de monoamino-oxidasa (el componente que inhibe la serotonina y que brinda la sensación de placer a nivel cerebral) en la hendidura sináptica. Pero, si quisieras hacerlo de nuevo -qué sería lo óptimo-, entonces si requieres un paracaídas.
Jorge A. Martínez G. Es director de RISK Counseling Associates. Ha sido profesor asociado de economía y finanzas por 18 años en el New York Institute of Finance, la Universidad Chilena Adolfo Ibáñez y el ITESM. Su experiencia fue en Cemex y Banorte en planeación y riesgos. Estudió Economía y una MA en Finanzas en el ITESM y una Maestría en Economía Aplicada en Wharton, Universidad de Pennsylvannia. Tiene la credencial de CFA de Analista Financiero.