OPINIÓN

Somos pobres, gracias a Dios

LA OTRA HISTORIA DE MÉXICO / Catón EN EL NORTE

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Cuando don Rafael Guízar y Valencia se hizo cargo de la diócesis de Veracruz se encontró con que su episcopado no poseía más bienes que una modesta casa humildemente amueblada y unos cuantos libros. "¡Caramba! -exclamó lleno de júbilo-. ¡Somos pobres, gracias a Dios!".