Tragar sapos es parte central de la vida de todo político, aunque qué tipo de batracio y cómo se los tragan ha ido cambiando en el tiempo. En este mundo de líderes demagógicos fuertes, los políticos aliados deben tragar anfibios cada vez más desagradables. El espacio para disentir se ha acotado. Atrás quedó ese elector que premiaba a los políticos con suficiente espina dorsal como para defender ciertos principios.
Carlos Elizondo Mayer-Serra, politólogo (Oxford) e internacionalista (El Colegio de México), se ha dedicado a investigar la tensión que existe entre lograr gobernarnos democráticamente y crecer económicamente. Su más reciente libro, Los de adelante corren mucho: Desigualdad, privilegios y democracia, discute esta tensión para el caso del continente americano. Es profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.