OPINIÓN

Una bocanada de oxígeno

Francisco Martín Moreno EN EL NORTE

4 MIN 00 SEG

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Hagamos un descanso, un alto en el camino, como dijera Germán Dehesa, mi hermano. No, no abordaré el tema de la penosa concentración populista del domingo en el Zócalo, financiada con el ahorro público, con la aquiescencia o no de los contribuyentes de impuestos federales. Una vergüenza, además anacrónica. No me referiré a la herencia maldita que recibirá el nuevo secretario de Hacienda, después de 6 años de despilfarros suicidas, de escandalosas malversaciones de fondos, de endeudamientos públicos autorizados, tan aberrantes como criminales, hasta la ignominia, por su antecesor. No abordaré el tema de los aranceles ni de los narcos ni de los monstruosos libros de texto que atentan contra la niñez y, por ende, contra el futuro de México. No, en esta ocasión, abandonaré los contenidos tóxicos para relatar la experiencia vivida y confesada por un fraternal amigo, cuando en razón de su edad provecta, prefirió recluirse en un asilo de ancianos.