Vicepresidenta
Guadalupe Loaeza EN EL NORTE
Kamala Harris se considera a sí misma como una "guerrera alegre". No hay duda que esta política tan optimista también cuenta con fuertes convicciones y cree firmemente en lo que siempre ha creído: la democracia. Obsesionada con problemas raciales y por las desigualdades en la sociedad norteamericana. Ahora, como flamante vicepresidenta, su reto es enorme, el gabinete que encabeza: "Deberá reconstruir la economía, el predicamento internacional, el funcionamiento de las instituciones -y el respeto hacia ellas para que no se repitan hechos como el lamentable asalto al Capitolio del pasado día 6 -, y quizá lo más difícil la cultura cívica arrasada por cuatro años de guerra mediática y política al ritmo asfixiante de las redes sociales", escribe Pablo Ximénez de Sandoval, de El País Semanal, en cuya portada aparece una fotografía, en blanco y negro, de la demócrata mostrando su característica, million dollar smile. Qué sonrisa, qué dientes, qué brillo en sus ojos, qué abundancia de cabello y qué vitalidad suele mostrar Kamala, esta espléndida política que puede convertirse en la próxima y primera presidenta de Estados Unidos. Al verla y escucharla en sus discursos y declaraciones, una no puede más que exclamar: "¡Cámara!". Por si fuera poco, la abogada, fiscal y senadora, es espontánea, fresca, guapa y no tiene el menor empacho de soltarse unas maravillosas carcajadas que contagian y encantan a la vez. Harris cae bien, "es la buena onda", dicen los jóvenes. Le encanta cocinar, bailar, platicar con los niños y encontrarse super enamorada de su marido, el abogado Douglas Emhoff, a quien conociera hace seis años, en una "cita a ciegas". Él, de 40 años, estaba nerviosísimo, y ella, también de 40 años, enternecida de ver a ese hombre hecho y derecho, totalmente deshecho por los nervios de estar frente a una mujer tan poderosa. Él, abogado cuyo mejor cliente era "Taco Bell Chihuahua", divorciado con dos hijos y ella, fiscal general de California, soltera con enormes deseos de encontrar a alguien que no se empequeñeciera ni se opacara ante su trayectoria y sus éxitos políticos. En sus memorias The Truths We Hold, Harris escribió: "Sé que una mujer soltera en política es vista de una forma muy diferente que un hombre soltero. No tenemos la misma latitud cuando se trata de nuestra vida social". Al otro día de su primera cita, él le mandó un tuit a Harris, diciéndole: "Estoy muy viejo para jugar jueguitos o esconder la pelota... De verdad me gustas y quiero ver, si lo nuestro funciona". En menos de un año, Kamala Harris y Douglas Emhoff se casaron en una discreta ceremonia en Santa Barbara. A partir de su compromiso, las redes y la prensa empezaron a analizar este matrimonio mixto. "Gran día para la comunidad masculina judía de Estados Unidos", escribió Eric Levitz. "Hoy, los chicos hebreos guapos de todo el país saben que no importa cuán fuertes sean nuestras mandíbulas, o cuán lindas sean nuestras kipá, nosotros también podemos crecer para convertirnos en los nominados de un partido importante para Second Gentleman".
Descubrió quién es gracias a la escritura y al periodismo. Ha publicado 43 libros. Se considera de izquierda aunque muchos la crean "niña bien". Cuando muera quiere que la vistan con un huipil y le pongan su medalla de la Legión de Honor; que la mitad de sus cenizas quede en el Sena y la otra mitad, en el cementerio de Jamiltepec, Oaxaca, donde descansan sus antepasados. Sus verdaderos afectos son su marido, sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus lectores